martes, 24 de septiembre de 2013

Que no se confunda con histeria. Lejos está de ser tan sencillo como eso. Si así fuese, se solucionaría de una forma más abrupta. Cortamos por lo sano y a la mismísima mierda con todo. Pero no, no es así. No quiero. No querer significa no entregar, no arriesgar, no asumir, no elegir. Hoy no estoy capacitada para semejante responsabilidad. Me parece justo para todos que yo de un paso al costado. No quiero ser nada de nadie. No quiero deber nada. Me abruma la idea de 'pertenecer' a otra persona. Soy mía, y así va a seguir siendo. Por el simple hecho de que es lo que deseo. 
A mí me desarmaron y el proceso inverso es largo. Por eso repito, no es histeria... me estoy reconstruyendo de nuevo y sinceramente, quiero hacerlo sola. 
Es que empecé de cero. Lo que había que cambiar, se cambió. Lo que hubo que emparchar, se emparchó. Se cerraron las puertas que probablemente nunca debieron abrirse. Ya reescribí lo que más de una vez borré con el codo. Se armó la nueva lista de principios y valores, con algunos tachones de por medio. Recuperé cosas y dejé ir definitivamente otras. Así se empieza... ahora hay que salir a la realidad y que la teoría complete algún que otro ejercicio práctico. Siempre logré lo que quise. Esta no es la excepción.
Y el que me desarmó sabe mejor que yo, que tiene el ingreso completamente prohibido. Que volver a acercarse, sería autodestruirse. No le declaro la guerra... juro que no.

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