Las mentiras, todo un tema. Siempre estuviste seguro que tus palabras, eran verdades absolutas para mí, que no confiaba en nadie tanto como en vos. Ahí dejaste ver tu lado ingenuo. ¿Mirá si iba a creerte? Admito que tus primeras ‘confesiones’, las tomé como cosas reales, pensaba que lo que decías iba a pasar. Pero con el paso del tiempo descubrí que tus palabras, más que a las de cualquier otro hombre, se las llevaba el viento. Pero como siempre dije, ustedes tienen que estar seguros que nosotras les creemos, y así logramos tener el control de la relación. OKEY, con vos no sirvió, porque aunque sabía que mentías, hacía todo como vos lo pedías. Y después te fuiste, me dejaste. Solamente me quedó un recuerdo horrible y un vacío existencial impenetrable (entre otras cosas). No te importa, ya lo sé. Otro error mío.
No puedo hacerte responsable de lo mal que salieron las cosas, porque creo que no era tu intención. Solamente querías aumentar tu ego y disminuir el mío. Aunque por momentos, lograbas todo lo contrario.
Que felicidad que sentía cuando te veía, con esa sonrisa que dibujabas en tu rostro (haciendome creer que era por mí, obvio). Cuando me sorprendías con un abrazo, una caricia, un beso y esas cosas que siempre te exigía. O cuando me presentabas orgulloso ante algún conocido (es una obviedad aclarar que no conocidos de tu novia). Pero no se puede hacer nada, solamente echar un vistazo hacia atrás de vez en cuando. Y así afirmar que realmente sucedió. Tenía gusto a sueño, pero era realidad. Vos me enseñaste muchas cosas, pero también me prohibiste aprender de mis errores; y los cometía una y otra vez. Te encantaba verme a tus pies.
En algún momento, te juro, sentí que me querías. Sos un actor admirable. Es que decías tener tantas ganas de verme, dejabas cosas de lado por mí. Nos escondíamos juntos, y éramos felices por un eterno instante. Te amé, te odié, te admiré, te envidié; todo. Pero el tiempo ayudó a calmar ese remolino de sensaciones, dejando una mezcla de indiferencia con rencor.
En definitiva, gracias. Por regalarme tu tiempo, y robarte el mío. Por ayudarme a ver que tan cruel puede ser la realidad. Por sacarme de mi mundo durante unos meses, y por llevarme al tuyo.
Hoy no te extraño; mañana, seguramente lo haga.
No puedo hacerte responsable de lo mal que salieron las cosas, porque creo que no era tu intención. Solamente querías aumentar tu ego y disminuir el mío. Aunque por momentos, lograbas todo lo contrario.
Que felicidad que sentía cuando te veía, con esa sonrisa que dibujabas en tu rostro (haciendome creer que era por mí, obvio). Cuando me sorprendías con un abrazo, una caricia, un beso y esas cosas que siempre te exigía. O cuando me presentabas orgulloso ante algún conocido (es una obviedad aclarar que no conocidos de tu novia). Pero no se puede hacer nada, solamente echar un vistazo hacia atrás de vez en cuando. Y así afirmar que realmente sucedió. Tenía gusto a sueño, pero era realidad. Vos me enseñaste muchas cosas, pero también me prohibiste aprender de mis errores; y los cometía una y otra vez. Te encantaba verme a tus pies.
En algún momento, te juro, sentí que me querías. Sos un actor admirable. Es que decías tener tantas ganas de verme, dejabas cosas de lado por mí. Nos escondíamos juntos, y éramos felices por un eterno instante. Te amé, te odié, te admiré, te envidié; todo. Pero el tiempo ayudó a calmar ese remolino de sensaciones, dejando una mezcla de indiferencia con rencor.
En definitiva, gracias. Por regalarme tu tiempo, y robarte el mío. Por ayudarme a ver que tan cruel puede ser la realidad. Por sacarme de mi mundo durante unos meses, y por llevarme al tuyo.
Hoy no te extraño; mañana, seguramente lo haga.
magalí
No hay comentarios:
Publicar un comentario