viernes, 19 de abril de 2013

Me gusta cantar. Y hoy me di cuenta de lo importante que es eso en mí. Chinchuda como estaba. Con sueño, angustia, enojo, mal humor... no canté. Por muchas horas no canté. Y a veces uno no se da cuenta, pero las personas con las que compartís varias horas al día, llegan a conocerte más que vos mismo. Y ella se dio cuenta. Ella percibió que yo no cantaba y se limitó a alcanzarme los mates desde su escritorio y contarme trivialidades cotidianas que me hicieran reír. 
Hasta que pasó. Hasta que me di cuenta que todo el malestar era producto de ilusiones y fantasías. Y canté. 'Entonces yo les comento que vos derrochas dulzura...', de la nada volví a cantar. Y la escuché decir 'que bueno que ya se te pasó... estás cantando'. De golpe, muchas cosas tuvieron sentido! En ese mismísimo momento entendí porque siempre soñé con saber cantar. Es mi equivalente a paz, bienestar y por qué no... felicidad. Ella me lo enseñó. Que alegría encontrarla en mi vida... 'Quedate tranquila, es lo mejor que te puede pasar'. Acompañado de un beso de hermana mayor. Llega con palabras justas... 
Por eso hoy aseguro; quiero poder cantar. Quiero tener ganas de cantar todos los días. Y el que me robe la voz, no va a merecer nunca más una melodía.

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