lunes, 29 de octubre de 2012


Es frustrante verme cometer los mismos errores. Es angustiante darme cuenta que entre la que fui con 17 años y esta que soy hoy, no hay diferencia. Alardeando de aprendizajes que fueron nulos a la hora de ponerlos sobre la mesa. Premio consuelo? Sí, volví a serlo. Y no es esta la única vez.
Es difícil salir de este esquema. De este patrón. Vuelvo a elegir una y otra vez el mismo tipo de persona. El que me humille y me denigre hasta el cansancio. El que se lleve mi dignidad envuelta en una noche de amor. Cambiarlo o solucionarlo, no es tan fácil como detectarlo. Sé que busco lo mismo en cada hombre, pero no logro evitarlo.
El problema soy yo y lo admito. Que sabiendo los riegos, insisto. Conociendo las historias, quiero cambiarlas. Sé lo que valgo, pero no puedo demostrarlo. Hoy sí me cansé, me aburrí…
Y ya no voy a buscar responsables, ni ganarme enemigos por rencor. Ahora ya no voy a ir a arruinarle la vida a nadie. Esta vez, podés quedarte tranquilo, corazón. Eso sí logré cambiarlo. No voy por el amor o por el odio. Ya no voy.

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