Nunca quise ser más mujer que nadie. Ni intenté cagar más alto de lo que me da el culo. No alardeo de mis muchas o pocas experiencias de vida, ni se las echo en cara a los que no las vivieron. Hago un esfuerzo para no juzgar por las apariencias, creo que lo estoy logrando. No juego a ser la mejor novia. Simplemente intento serlo. No me interesa si soy pésima cuñada, nuera, o lo que sea. Prefiero otro estilo de vida. Confío en la persona que tengo al lado, no necesito revisar un celular (aunque a veces crea que es lo que estoy buscando). No me interesan las cenas de parejas, me aburro muchísimo. No me cabe ponerme el cartelito de novia y andar demostrándole al mundo que somos felices. Solamente lo lleno de besos cuando tengo ganas.
Hoy sinceramente no necesito salir. No quiero que 'me lleve' al cine, a comer, a tomar un helado o cualquiera de las 'citas' que tienen los novios. Me gusta estar con él. Hagamos mil cosas o no hagamos nada. Ya no le hago caso a los comentarios serpientes, hago oídos sordos, una sonrisa (lo menos irónica posible) y sigo mi vida. Hoy entiendo quién soy, por qué estamos juntos, el motivo del amor que le tengo y nada más. No me interesa sabermelas todas. Me alegro por los mil defectos que tengo. Por todos los errores que cometo (de los que voy aprendiendo, claro). Es que una vez escuché que el que mucho abarca, poco aprieta. Entonces, me limito a lo que realmente soy. Feliz, por supuesto. Pero completamente imperfecta. Por primera vez, no quiero la perfección. Quiero esto que tenemos él y yo.
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