viernes, 8 de enero de 2010

Es rarísimo. Porque me auto psicopateo. O sea, nadie me dice nada. Pero tengo una capacidad increíble para unir cabos sueltos inexistentes y así darle forma al drama del año. Si me decís cosas lindas, puedo encontrar la formar de llegar a la conclusión de que solamente lo hacés porque te acabás de mandar una cagada enorme. No creo que sea normal. No puede ser normal. Esto se llama inseguridad. Nunca me destaqué por creer en mí, en mis virtudes, ni nada de eso. Soy de lo peor. Me imagino cosas y juro que me las termino creyendo.
Por otro lado el sueño me está haciendo mal. Ya no sueño con Lucas. Sueño cosas horribles donde aparecen mi abuela (que me persigue), las amigas de mis amigas (que no sé por qué intentan pegarme todo el tiempo), bebés y más bebés (todos lloran, ninguno me quiere). Aunque duerma pocas horas a la noche no tengo sueño. La siesta se convirtió en una debilidad. Y hoy estoy en esos días que me siento así de chiquitita. Insignificante, poca cosa, feita. Creo que todos tenemos estos días re traumáticos que te roban una sesión entera con el psicólogo (una lástima que todavía no junté los huevos para ir).
Hoy caminé mucho en el centro. Miré cómo entre mi papá, mi mamá y mi hermana ponían las cortinas en el departamento de mi hermana. Solamente me limité a sentarme en el sillón nuevo, mientras tomaba una latita de cerveza y comía palitos, papitas, etc.
Pero ya me cagué la noche. Ya me imaginé que no me querés. Tengo que parar con esto, porque vas a terminar pegándome una patada en el orrrrto. La distancia, definitivamente, no ayuda. En el fondo, sé que me querés. Ya está, me enredé sola!