domingo, 20 de junio de 2010

Okey. Recién termina una de las películas más tristes que vi en los últimos meses. O años a lo mejor. Y me puse a pensar. Es patético que una película de ese rubro me haga pensar, pero sí, seré así de patética. La vida es corta, eso ya lo sabemos todos. Pero cuantas cosas que uno no dice porque 'no es el momento'. O todo lo que uno no expresa porque puede hacerlo otro día. Cuando vuelva, cuando llegue, cuando vaya. Mentira.
Justamente una parte de la película decía algo así como que lo que hagas iba a ser insignificante. No me acuerdo como era, estaría bueno que explique el mensaje de la frase, pero me lo guardo para mí. Es que, no sé bien por qué estoy escribiendo. Pero hoy tuve uno de esos días en los que mi paciencia me deja sola. Yo contra el mundo. Actitudes insignificantes como que una persona le caiga bien a alguien al que jamás le caí bien (ni me interesaba caerle), me molestan. Eso no lo entiendo. Porque no es que me pone triste, celosa, o lo que sea. Simplemente me molesta. Sin embargo, no me gustaría revertirlo. Me alegro que la gente se lleve bien, pero no me interesa que quieran mi amistad ni mucho menos.
Igual, lloré con la película. Tenía ganas y el final de la película ayudó. Pero tuvo algo muy positivo. Desde que terminé de verla, estoy hablando con una persona que siempre me cayó bien. A la que creo haberle caído bien la mayor parte del tiempo. Y que por algún motivo, que desconozco, dejamos que la vida nos distancie. Igual, como la película me impulsó a no dejar pasar el tiempo. Tengo pensado invitarla a comer una hamburguesa y cumplir. Que no quede en esas promesas incumplidas.
Y también voy a mandarle un mensaje a mi novio. Diciéndole otra vez feliz día del padre y recordándole que lo amo.
La película fue triste. Pero la realidad, ahora, no lo es.

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